Llegar
tarde a posta. Besarse sin que te vean. Verse sin que te vean. Escribir
una carta sincera a una ex-persona "tuya" que es persona "de otra".
Querer comerse una onza de chocolate y terminar comiéndote toda la
tableta. Pegar un puñetazo al suelo y destrozar el reloj. Desmayarse en
la cama tras la última copa. "Explorar" "cuevas". Desnudarse ante la
persona equivocada. Comerse el último trozo de
pizza. Besar a alguien en la comisura de los labios y luego ponerle
cara pícara, sin decir nada. "Comer" de la "fruta" ajena. Bajar
corriendo a máxima velocidad una montaña, hasta casi tropezar y caer.
Quedarse despierto hasta las 6 de la mañana escribiendo un mensaje que
nunca enviarás, pero del que estás orgulloso. Borrar ese mensaje meses
después. Acelerar hasta mucho más allá de la señal. Llorar de rabia,
vociferar escupiendo y destrozar parte del mobiliario de casa. Hacerse
un sandwich y un vaso de leche con cacao tras una noche de borrachera.
Escribir y recibir mensajes eróticos. Correr enfadado hasta que te den
calambres en las piernas. Escuchar música sin importar el volumen, ni
los vecinos, ni la policía. Sonreírle de nuevo a alguien que te hizo
llorar.
Los mejores placeres son prohibidos. Y lo son por algo...
(Publicado en Facebook el 20 de diciembre de 2013)
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