No te
vi. No supe dónde estabas. No comí contigo en el acantilado. Ni paseé
de tu mano. Ni te abracé temprano. Ni escuché música contigo en el
coche, a todo gas y a todo volumen. Ni tomé café con vistas al mar y a
tus pupilas infinitas. Ni remé a tu lado. Ni fui el último verso del
último trago de tu saliva.
Y sin embargo...
A veces, menos es más. Y cada vez más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario