viernes, 18 de julio de 2014

El peso justo

"El peso justo"
(De cómo una experiencia de buceo me dió una clase magistral de vida.)

Hace varias semanas, buceando en Calahonda con cierto club de buceo (de cuyo nombre no quiero acordarme) me recomendaron sumergirme con 10 kg de lastre, según mi peso.

Resultado: cuatro inmersiones desastrosas, besando el fondo, hinchando y deshinchando el chaleco a cada momento, con una postura casi vertical que me hacía ir removiendo todo el fondo marino, por no hablar del gasto exacerbado de aire por estrés y continuo movimiento incontrolado. En definitiva, cuatro inmersiones intentando encontrar una flotabilidad neutra que no podía llegar de ninguna de las maneras con ese peso de más.

Me sentí tan incómodo que llegué a pensar que esto del buceo no era lo mío, que en vez de ir a mejor cada vez iba más y más torpe, e incluso... que quizás era mejor dejarlo un tiempo. Pero al mismo tiempo me gustaba tanto que quería aprender más sobre todo esto, y descubrir por qué de repente buceaba tan mal, así que es por eso que decidí empezar el curso avanzado y poder así mejorar mi técnica de flotabilidad.

Expliqué mi problema a mis instructores de confianza antes de comenzar el curso avanzado y, sorprendentemente, ellos no le dieron mayor importancia, porque no recordaban que me hubiera ido mal en flotabilidad y es más, lo que recordaban de mi curso inicial es que yo buceaba muy bien, cosa que me animó bastante. Así, me asesoraron en todas mis dudas, y finalmente escogí una inmersión específica sobre flotabilidad.

Pues bien, hoy, pasado ya el ecuador de mi curso avanzado y gracias a mis magníficos instructores, me di cuenta que mi peso justo de lastre es de 5 kg. ¡Me sobraban ni más ni menos que 5 kilazos! Y el cambio ha sido tan espectacular que estos días, por primera vez, casi ni he pensado en la flotabilidad, porque iba con el peso justo, pudiendo así disfrutar realmente del buceo, sin preocuparme más que en mirar a mi alrededor, explorando con mis movimientos y mi cuerpo bajo el agua, incluso haciendo alguna que otra "pirueta", sintiéndome libre de verdad.

¿Y por qué os cuento todo esto? Porque quería compartir con vosotros la gran lección implícita en esta experiencia tan concreta:

En la vida habrá personas que te harán viajar con un exceso de peso tan grande que incluso puede que durante un tiempo no consigas salir a flote. Pero si sigues buscando tu felicidad, seguro que aparecerá la persona idónea que estará dispuesta a ayudarte siempre y que te brindará el peso justo y necesario con el que debes viajar.

Y es que, lo normal es que la vida misma ya se encargue de añadirte responsabilidades y todo tipo de preocupaciones, así que no permitamos que nada, ni nosotros mismos, ni nadie nos añada más peso a nuestras espaldas del que podamos soportar.

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