Todas las personas cambian.
A veces cambian con el paso de los años, o según las estaciones, la
circunstancia personal, según la semana laboral... Incluso cambian
varias veces en el mismo día por motivos físicos, emocionales o de
cualquier otra índole.
A mí, por ejemplo, no me gustaban nada
los perros, es más, les tenía una cierta fobia que, aunque no me impedía
estar cerca de ellos sin duda no eran
de mi agrado. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, no sólo me
fascinan sino que los admiro, me quedo ensimismado mirándolos, me
encanta acariciarlos, y me producen una ternura tan grande, que siento
casi lo mismo que estrechar a un bebé en brazos. Son seres inocentes que
lo dan todo a cambio de nada o muy poco, cosa que antes no veía en
ellos.
También han cambiado mis gustos alimenticios. Cuando
pesaba 35 kg más la palabra "ensalada" no existía en mi diccionario.
Ahora como frutas y verduras todos los días, las necesito de veras para
sentirme bien. ¿Y el pescado? Mi pobre madre se pasaba hasta las tantas
de la noche obligándome a comerlo, sentado en la silla, "castigado"
hasta cenármelo enterito. Ahora, sin embargo, cuando vuelvo a casa, a la
costa, lo único que me apetece son productos del mar. ¡Quién me ha
visto y quién me ve! Ahora soy capaz de comerme una fuente de sardinas,
adoro las anchoas (si por mí fuera las comía a todas horas), me vuelve
loco el salmón, y el calamar o la dorada a la sal... me salen de lujo.
Pues sí, va a ser que sí que cambiamos.
"De este agua no
beberé", "Donde dije digo, digo Diego" o "Yo soy yo y mi circunstancia".
No sé qué debo aplicar para justificar los cambios de parecer en mi
vida. Lo único que sé es que cambiar, cambiamos todos, y no por ello
somos otras personas, distintas, mejores o peores. Somos nosotros
mismos, una versión avanzada, vistos desde otro punto de luz,
encaramados a una colina más alta o más baja, o atados a otras personas
que jamás pensamos que forzarían tanto el cambio. No obstante, y sea
como fuere, aunque cambiemos mil veces nuestros gustos, pensamientos e
incluso formas de actuar... en esencia seguiremos siempre siendo
nosotros.
Así que, antes de escandalizarnos ante el cambio
ajeno o pensar que la integridad de nuestro prójimo se tambalea ante
dichos cambios... pensemos que...
...todas las personas cambian, pero no mutan su verdadero ser.
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