jueves, 26 de junio de 2014

Despertar

"Así que se durmió. Quería soñar con días de terciopelo, anhelos de azul turquesa, noches de velas y rosas. Siempre había buscado un fuego que quemara todo su pasado y a la vez avivara su presente. Pero su sueño fue tan profundo que al despertar resultó que su razón había herido a su corazón casi de muerte.

Las promesas llenas de calor ya no parecían nada para ella. Sus labios carmesí se tornaron gélidos, pétreos. Sus manos habían envejecido y el color de su piel era marchito, ajada por el tiempo que había estado dormida, intocable. Su gesto, serio y cansado, se presentaba inerme, indefenso ante tanta apatía en derredor.

Pero... así, sin más, con la toalla casi fuera del ring, con el dedo al borde del precipicio y con la copa a punto de estallar contra el suelo... un hálito de fuego exhaló vida a su vida, con tal renovación, que encendió la candela más tenue, la fogata más viva y el incendio más devastador.

Sus ojos se volvieron diamantes; sus dedos, compositores; su boca, poeta. Y su razón, desmoronándose una última vez más, claudicó su ya inerte poder ante el Amor más absoluto que jamás se habrá soñado."

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